He vuelto de dar una vueltecita por el país de Nefertari, de los Ramseses, de Keops, de las acacias y del desierto…
La intención de esta escapada fue la de desconectar y el objetivo se consiguió… pero al volver me ha surgido una pregunta: ¿qué hubieran hecho esta civilización hoy?
Los que nos dedicamos a la transmisión del conocimiento mediante internet nos jactamos de una palabra clave: creatividad. Y es cierto que nuestra lucha diaria a la hora de conceptualizar nuestros contenidos es, precisamente, intentar ser distintos a los demás, eficaces, eficientes y creativos. Pues bien, al entrar en la primera tumba que visitamos, uno de los primeros pensamientos que tuve fue: “qué poco creativo soy en mi trabajo”. Es impresionante como se puede llegar a representar cada uno de los conceptos, tremendamente complicados, en una pared de piedra. He leído lo suficiente sobre esta civilización y aún no entiendo cómo fueron capaces de pensar semejantes obras de ingenio.
Al navegar por esa barbaridad de río y admirar como a veces el desierto desemboca en su orilla o como a veces las palmeras se extienden hasta el infinito, empecé a entender que no tuvo que ser excesivamente difícil inspirarse ante semejante belleza. Es un lujo poder admirar tal singularidad. Fue allí, con un té con menta donde apunté en mi mente un segundo pensamiento: “observa, ordena, piensa, diseña, vuelve a observar, vuelve a ordenar, vuelve a pensar y vuelve a diseñar”. Quizá fuera así como Keops, Kefrén, Mentuhotep II, Amosis, Tutmosis I, Ramsés II, Ptomoleo I o incluso Cleopatra dieron las órdenes correspondientes a sus artesanos para crear la belleza. No en vano, si algo me ha impactado de nuestra vueltecita por el país de los dioses, ha sido el verbo CREAR… y entiendo que precisamente, esa palabra de la que tanto hablo a mis clientes, creatividad, debió surgir por estos lares hace miles de años….
Pero quizá, la revolución en mi pensamiento se desbordó ante algo tan poco creativo como mirar el cielo… desde que esto que llamamos tierra existe, por la mañana el sol sale y por la tarde el sol se esconde. No es ninguna novedad… hasta que admiras la explosión de naturaleza en un espacio tremendamente salvaje que ha sido barrido por el paso de millones de año… Fue allí, en ese intramundo solitario, rodeado de silencio, arena, piedras blancas y cielo… en esa hora donde algo tan común como cuando el sol se pone donde se desbordó mi tercer pensamiento: “Jordi, ¿creativiqué? No te engañes, te queda mucho por aprender”.
Seguramente, esta civilización hoy irían cien pasos por delante. Ellos no renunciaron a la innovación, ellos huyeron de la racionalidad entendida como acomodo, ellos transmitieron el conocimento durante XXXI dinastías mejorando cada día, ellos se atrevieron a evolucionar, ellos cada día, al salir y ponerse el sol se preguntaban: ¿creativiqué?